Imagen no disponible



12 HÁBITOS SALUDABLES PARA 12 MESES DE CAMBIO

Podemos revaluar nuestro hábitos en cualquier momento del año pero la verdad es que el inicio de un nuevo año suele ser un momento de introspección para la mayoría. Es algo que también solemos hacer en nuestro cumpleaños o en fechas señaladas que nos permiten identificar claramente un periodo de tiempo. 


Estamos estrenando el año y por eso te propongo que dediques unos minutos a ver si tus hábitos, aquellas acciones que repetimos con tanta frecuencia que casi son automáticos, te están alejando o acercando a tus objetivos. Para esto primero tienes que dedicarle unos minutos a visualizar dónde querrías estar y cómo querrías verte y sentirte dentro de, pongamos por ejemplo, 1, 5 o 10 años.


Si no tienes una visión que te venga a la mente de manera nítida, puedes escribir ideas sueltas en un papel. De esta manera irás dándole forma a ideal futuro. Huelga decir que se trata de que te inspires en aspectos posibles y que dependan de ti. Quiero ser más alta no es un posible pero querría subir las escaleras sin que me falte el aliento sí.


Probablemente, si estás leyendo estas líneas, el bienestar y la alimentación son importantes para ti. Dentro de esos ejes te propongo algunos hábitos que te ayudarán a ganar mayor calidad de vida en cualquier momento de tu vida.


Desconéctate.

Sí, parece raro que lo primero que te sugiera sea desconectarte. Pero entiéndeme bien. No me refiero a ahora, ya, sin terminar de leer el post. 


Pero sí, sería bueno que establecieras una hora de desconexión de la tecnología. Estamos demasiado contactados. Y claro eso tiene una parte maravillosa. Pero también tiene aspectos no tan positivos. 


Elige una hora a la que sea factible para ti desenchufarte y procura cumplirte. Tu cerebro te lo agradecerá. Lo sé, a veces es difícil. Sin apenas darte cuenta sumas otra hora más viendo “otra imagen interesante” o “leyendo otro artículo chulo”.


Muévete.

Seguramente esto ya lo has oído muchas veces. Pero no por eso pierde su valor. Todo lo contrario. Cada vez somos más sedentarios. Y si tuviésemos manual de instrucciones como los electrodomésticos, probablemente una de las primeras precauciones que señalaría sería esta: evite dejar de moverse.


De hecho, a no moverse se le considera el “nuevo fumar”. Así que proponte moverte a diario. Si no eres muy fan del ejercicio, por lo menos proponte caminar todos los días. Lo que dicen los expertos es que llegues a los 8.000 pasos al día. Pero si llegas a los 15.000 sería la repera. Para esto las aplicaciones o las pulseras que cuentan los pasos son útiles. Sean más o menos exactos te darán una idea aproximada de los pasos que has dado hoy. Créeme, es muy probable que te lleves una decepción con los pocos que has dado.


Levántate.

Si eres de los que pasa muchas horas al día sentado. Eso se tiene que terminar. Proponte estrategias para levantarte cada cierto tiempo e interrumpir las horas que estás sentado. Como te decía arriba, no estamos diseñados para estar quietos, y tampoco para estar mucho rato sentados. El sistema se colapsa. La sangre no fluye bien, el sistema inmune sufre pero también los músculos y los huesos.


Trabaja siempre que puedas de pie. Ya hay escritorios preparados para que los puedas utilizar en la dos alturas. Pero si el tuyo, como el mío, es de los normales, no es tan difícil conseguir subir el teclado a una altura que sea cómoda. También puedes hacerte con una pequeña tabla de ejercicios para hacer frente a tu escritorio.


No te olvides de beber agua.

Claro que todos somos distintos. Pero todos necesitamos agua. Me sorprende mucho cuando alguien me dice que nunca tiene sed y que por eso no bebe agua. El agua es uno de nuestro componentes mayoritarios. Es importante para que tu cuerpo funcione correctamente. Y es importante a cualquier hora pero muy especialmente lo es a primera hora de la mañana. Así que nada más levantarte, lávate los dientes y bébete uno o dos grandes vasos de agua.


Cocina.

Aunque no seas un cocinillas, cocina. Si tampoco hace falta ser un gran chef. De lo que se trata es de elegir y saber exactamente lo que comes y la calidad de los alimentos.


Nos chifla comer fuera. Mola. Es rápido. No requiere trabajo, solo disfrute. Nos encanta probar cosas nuevas. Claro que sí. Y eso está genial. Pero procura que esa no sea la tónica habitual. La calidad difícilmente será la misma que la que te procures en casa.


Además, los estudios demuestran que las personas que se cocinan en general tienden a estar más saludables que los que comen fuera. No creo que sea casualidad.


Y ya puestos, planifica y organiza.

Pues no, la verdad es que no suele apetecer. Llegas a casa y solo te apetece descansar o hacer algo que no suene a obligación. El día ya ha tenido muchas. Y cuando llega el fin de semana, pues otro tanto de lo mismo. Pero si vences esa primera resistencia, te lo agradecerás como agradecerías un vaso de agua en el desierto.


Eso de ¿qué comemos hoy? puede generar un poco de estrés. Por eso, si te lo planteas una vez a la semana, todo es mucho más fácil después. Y ya que estás, prepárate por lo menos algunos básicos. También puedes ir a por todas y cocinar toda la comida de la semana y tenerla ya lista. Pero si no lo has hecho nunca, tal vez no sea el primer paso que yo te recomendaría. Salvo que estés firmemente motivado con tu plan de transformación. En ese caso, a por todas. Pero si estás sumando pasitos, que así también se llega lejos, céntrate en tus básicos y en organizar la compra y la nevera. 


Tal vez de entrada no lo veas pero ahorra mucho tiempo durante la semana y mucho estrés. Cuando ejecuto acciones que no tengo que pensar, porque ya las he pensado antes, el sistema nervioso tiene un momento de descanso. No siempre somos conscientes, pero pensamos mucho -aunque a algunos no les luzca- y tomamos miles de decisiones cada día. Cuántas más tareas hayan sido ya pensadas con anterioridad, mejor llegaremos al final del día. 


Además, cuando estamos cansados y/o estresados no solo pensamos peor. Sobre todo comemos peor. Y comemos de más. Esto tiene una base fisiológica y la voluntad tiene poco que ver en esta conversación. El cerebro busca aliviarse y por eso nunca te pedirá una bandeja de apio y calabacino. (Por favor, si a alguien su cerebro le ha pedido en estas situaciones, como poseído por el demonio, una bandeja de apio que me escriba. Eso merece un estudio.) No nos engañemos, pueden ser muy sanos pero no molan. Lo que mola en esas circunstancias es pizza, papas fritas, vino, dulces, golosinas, cerveza, chocolate… o peor aún, todo a la vez.


Y esto me conecta con el siguiente punto.


Alivia tu estrés.

No pienses ni por un segundo que, si te toca en la lotería una cantidad indecente de millones y se te acaba el estrés de los horarios, las facturas, el curro… ya no vas a tener estrés. No querid@, no tendrás esas tensiones, pero tendrás otras. Porque el estrés va con el estar viv@. Así que bienvenido sea. 


No obstante, le tienes que procurar una salida, o te hará polvo. El ejercicio físico te ayuda pero también la meditación, los ejercicios de respiración, el yoga, los masajes, la relajación… Y también todo aquello que te regocije, como escuchar música, leer, pasear por el campo… o hacer macramé. Lo que te mole. Pero hazlo.


Snacks, tentempiés, meriendas, aperitivos.

Llámalos como quieras, da igual. Pero ten siempre snacks saludables preparados por si son necesarios. Unas aceitunas (sin glutamato, ¡muy importante!), unos huevos duros, unos palitos de verduras, un paté vegetal o un humus en una de sus innumerables versiones, una granola, unos frutos secos especiados, unos frutos secos sin más, fruta de temporada, un yogur ecológico, de coco o de cabra, unos rabanitos, puré de almendras, una gelatina casera grass fed… En fin, seguramente puedo seguir dándote ideas. 


Y no pretendo decir que sí o sí tenemos que tomar tentempiés. Puede ser que por tus horarios de comidas o tus condiciones de salud, no los necesites o no te vengan bien. Lo que te sugiero es que tengas opciones saludables para cuando tus planes se te trastocan o sientes hambre de repente… es una gran idea tener algo que sume listo. De otro modo, te comerás cualquier cosa, como ya vimos arriba y después no te sentirás bien. 


Vete pa´l campo.

O mejor dicho, vete a donde haya naturaleza. Playa, mar, árboles, montañas, verde, tierra…Dónde más te mole. Pero sumérgete en la naturaleza. Siempre que puedas. Y ojalá puedas siempre.


Por lo que más quieras, ¡Quítate los zapatos!

Y ya que estás en la naturaleza, aprovecha y pon tus pies desnudos sobre la tierra, la hierba, la arena… Esto es lo que en inglés se llama hacer un “earthing” o un “grounding”. Este sencillo gesto permite que el cuerpo pueda reequilibrar sus cargas eléctricas. El cuerpo es un conductor natural y por eso necesita, como el comer, el contacto con la Tierra.


¿No te ha pasado nunca que al tocar a una persona o una superficie metálica notas un chispazo? Lo que se ha producido es la descarga de la electricidad estática. Al vivir aislados de nuestro entorno, acumulamos cargas positivas que necesitamos eliminar.


Los investigadores del departamento de Biología celular y del desarrollo, de la Universidad de California, en Irvine, han demostrado que en apenas dos minutos lo puedes sentir. Pero los máximos beneficios los notas a partir de los 20 o 30 minutos.     

                                                                                         

El contacto con la superficie de la tierra equilibra los sistemas biológicos:

  • Baja la frecuencia cardiaca y respiratoria, las hormonas del estrés y la ansiedad. Esto hará que te sientas más relajado.
  • De la tierra absorbemos electrones libres, y estos disminuirán la inflamación y la oxidación. Por ello disminuye el dolor y el daño de las células.
  • Disminuye la glucosa en sangre, estabiliza el hierro y favorece la producción de energía. 
  • Sincroniza tu reloj interno. Esto te permitirá descansar mejor por la noche y sentir más vitalidad durante el día.
  • Evita los daños que producen los campos electromagnéticos sobre el cuerpo.


Cuida de tu sueño como cuidas de tu móvil.

Hay quien pierde el móvil cada tres por dos y a quién se le cae en la taza del inodoro de unos baños públicos. Sin embargo la mayoría, y la mayor parte del tiempo, estamos pendientes de él. Tantas cosas hacemos con él que perderlo, extraviarlo o que se nos rompa nos hace sentir, al menos al principio, algo desvalidos.


Lo que te propongo es que cuides de tu descanso y de tu sueño al menos como lo haces de tu móvil, o más. Son muchos los problemas de salud que empiezan o se agravan por la falta de sueño. Porque al dormir el cuerpo puede hacer muchas tareas que no realiza mientras estamos en vigilia. Reparar, renovar, reequilibrar... son tareas eminentemente nocturnas.


Sé amable contigo.

Lo perfecto es enemigo de lo bueno. No pretendas hacerlo todo super bien. Eso casi siempre es irreal. Te expones, sin necesidad, a una expectativa poco realista que te hará sentir mal cuando no la alcances. No hay necesidad de ello. Proponte solo hacerlo algo mejor que ayer. Con eso es suficiente. Y sobre todo, disfruta del camino y de cada logro, pequeño o grande.


¡A por un 2020 de progreso y renovación!



Imagen no disponible

Con Amor,
Natalia



Publicado por Natalia Croissier el 25/01/2020